- Fase REM. En esta fase es cuando se producen los sueños y, si observamos, veremos que el «yo soy» presente en ellos es ligeramente diferente del que presenciamos en el estado de vigilia:
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En esta fase no existe una continuidad en el «yo». Los sueños se suceden y, con ellos, aparece y desaparece el observador, pero sin esa sensación de permanencia que tiene el «yo» durante el estado de vigilia. Para el «yo impermanente» del sueño, sin embargo, los hechos que se suceden y los estados mentales son tan reales como durante la vigilia.
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El observador sólo experimenta su mundo interno, pues no tiene percepción sensorial asociada al cuerpo.
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Los sueños que se suceden son ecos del estado de vigilia donde los recuerdos se entremezclan, creando mundos oníricos que, en cierto modo, tienen relación con la historia personal de la vigilia.
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Fase No REM. En esta fase no hay sueños y se alternan diferentes estados: sueño profundo, sueño ligero, transición entre sueño profundo y ligero y adormecimiento. Mencionaré aquí los dos primeros:
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Sueño profundo: en este estado no hay un «yo soy». La memoria está inactiva y no hay un sujeto que observe el mundo, ni exterior ni interior. Sólo existe consciencia de ser latente, sin características.
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Sueño ligero: la actividad cerebral es mucho más intensa, pero tampoco existe un observador como nexo de unión de dicha actividad. No hay sueños ni experiencias «etiquetables».
Durante la fase REM, el observador revive ecos del estado de vigilia, pudiendo en ocasiones trascender la relación de «causa y efecto», generando los conocidos sueños lúcidos. |
El yo durante las fases de vigilia
- Estado de Pensamiento.
En este estado, tanto el mundo interno como el externo son etiquetados, filtrados y vividos a través de la historia personal del «yo». Esta historia personal crea una relación kármica entre lo que ha sucedido, lo que sucede y lo que sucederá, proyectando la idea de una persona, un observador estable en el tiempo, permanente.
En este estado el «yo» se percibe diferente del mundo externo, creando separación y, a su vez, se identifica con el mundo interno, interpretando el pensamiento como su verdadero ser.
- Estado de Observación.
Cuando surge el estado de observación, deja de percibirse la separación entre el sujeto y el objeto, es decir, el «yo» deja de percibirse como algo separado del mundo exterior, sino como parte de éste. Por contra, si la observación se produce a nivel interior, el sujeto se separa del pensamiento y se rompe la identificación con la historia personal.
- Estado de Concentración
Más allá de la mera observación mental, surge el estado de concentración, en el que no hay un sujeto separado del mundo, ni interno ni externo. Todo cuanto acontece, dentro y fuera de la mente, tiene lugar dentro del mismo campo de percepción: tu atención sin juicio.
- Estado de meditación
El mundo interior de los sueños es tan real como el mundo externo de la vigilia para el observador, pero no tiene relación de «causa y efecto» con el pasado y el futuro. |
Estados intermedios
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Adormecimiento.
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Transición entre sueño ligero y sueño profundo.
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Transición entre el sueño y la vigilia.