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El conocido símbolo del «Yin-Yang» simboliza a la perfección cómo no existen los opuestos y todo cuanto existe gira en una danza sin fin. Lo único permanente es el cambio. |
El miedo al cambio nace de una idea: «yo soy»
Como reza el Tao Te Ching, lo único que permanece es el cambio. Esta afirmación, que parece muy sencilla, en la práctica es algo muy difícil de aceptar para la persona, que se termina viendo impotente en su afán por «mantener todo en su sitio». ¿De dónde surge este miedo al cambio y esta obsesión por luchar contra él? ¿Te lo has preguntado?
La respuesta está en la propia naturaleza de la persona. El «yo soy» actúa como filtro de las experiencias y vivencias del Ser, proyectando una imagen propia que, aparentemente, permanece inalterable a lo largo del tiempo, como un único observador de cuanto sucede a su alrededor. Toda reacción de tu mente, toda respuesta a cualquier estímulo, incluido el miedo al cambio del que hablamos, estará condicionada por la pesada carga de ese aparente observador: tus miedos, tus prejuicios, tus sueños, tus posesiones… todo cuanto crees ser gira en torno a la idea de «yo soy esto y aquello».
Partiendo de esta base, es fácil que surja el miedo al cambio, pues toda la historia personal se basa en el pasado, en la memoria. Para mantener su identidad, el «yo soy» necesita una herramienta muy poderosa y sutil: el tiempo. Ante los estímulos tanto internos como externos, la respuesta siempre se basará en vivencias pasadas o en proyecciones futuras, porque sólo ahí la continuidad del «yo soy» estará asegurada. Y por supuesto, esa historia es una fuente inagotable de conflicto y sufrimiento, pues cualquier cambio representa una amenaza para el pasado.
Pero la Realidad es bien diferente de todo esto. Aquí y Ahora no existe algo parecido al «yo soy», pues la vida es nueva, el mundo nace ante tus ojos de forma espontánea. Todo cambia, todo se mueve y el viejo «yo soy» no podrá permanecer para siempre. Su muerte es inevitable y está más próxima de lo que imaginas.

El cambio es tu verdadera naturaleza
El miedo al cambio nace de algo irreal, de una idea. Si eres capaz de ver más allá de tu propio miedo, verás que el cambio no es algo malo, ni una amenaza, sino todo lo contrario: es tu propia naturaleza. Observa sin juicio, aquí y ahora, todo cuanto te rodea, incluido el «yo soy». Verás que todo está en constante movimiento, incluida tu idea de ti mismo. En función de los estímulos externos, proyectarás una imagen diferente, incluso adaptarás tu historia personal en función del papel que te toque representar en cada momento. ¿Cómo puedes demostrar que eres la misma persona que hace un año? ¿Y hace un instante? Sencillamente no puedes, porque tu propia idea de ti mismo cambia continuamente, al igual que el resto del mundo observable.
Por este motivo, el miedo al cambio deja de tener sentido en el momento que empiezas a observar el mundo sin juzgarlo, aquí y ahora. Abraza el cambio como tu propia naturaleza y estarás eliminando todos los límites. Deja que el mundo nazca y se despliegue ante ti, sin lucha y sin juicio. Acepta la impermanencia de las cosas y vive de forma espontánea, sin ideas preestablecidas, sin miedos. Abandona la pesada carga de tu historia personal y deja que la vida se manifieste de manera plena, en este instante eterno y en la conciencia sin limites que es tu verdadero Ser.