Durante toda su existencia, el objetivo principal de una persona es siempre el mismo:la supervivencia. El cuerpo humano está «programado» con un instinto de conservación que le hace reaccionar ante cualquier peligro físico, pero también ante la presión psicológica, como mencioné en el post sobre el miedo psicológico. De hecho, el estrés y la reacción que provoca en el cuerpo el recuerdo de un miedo o un trauma emocional es el mismo que al enfrentarse a un peligro físico.
Tu mundo es como un castillo de arena: tarde o temprano desaparecerá |
Sólo lo que ha nacido puede morir
El miedo a la muerte es el principal temor al que tiene que enfrentarse el ser humano y su evocación provoca una reacción visceral en la mente y el cuerpo, ligada al sentimiento de mortalidad del yo. ¿Cómo superar este miedo irracional y ver más allá del temor a la inexistencia? Sólo hay un camino posible: la aceptación y la observación de la realidad.
Seamos honestos: todo lo que ha nacido va a morir, pues todo principio implica un fin. Desde el momento en que un bebé nace, comienza su cuenta atrás. Esto es un hecho objetivo y no hay nada malo en ello. El sufrimiento nace de la resistencia ante esta realidad, del intento de «sobrevivir eternamente», aferrándose a una historia personal que se desmorona a cada momento.
Si quieres trascender ese sufrimiento, si quieres ser realmente libre, abandona el apego a todo lo que crees ser, abandona tu mundo y tu pasado y permanece consciente, aquí y ahora. En ese espacio vacío no existe el sufrimiento, pues está más allá de la mente y no está sujeto al tiempo. Esto es lo que tú realmente eres, algo que nunca nació ni morirá, pues no pertenece al mundo de los sentidos.