¿Qué hacer cuando los problemas te agobian y no parece haber solución? ¿Cómo afrontar esos momentos en que parece que el mundo entero está en tu contra? ¿Cómo reconciliarte contigo mismo, después de haber cometido un gran error? O, sencillamente, ¿cómo volver a estar tranquilo, sin remordimientos y sin obsesionarte con todo a cada instante? La respuesta a la vida, la forma de afrontar tu día a día y responder a estas preguntas, es uno de los aspectos más importantes para encontrar la paz contigo mismo.
Deja que te acompañe en una pequeña reflexión sobre este tema y que, juntos, encontremos la manera de recuperar el control y ver más allá de la incesante corriente de pensamientos y dramas personales. Porque, como siempre digo, para recuperar la paz y la calma anterior, debemos volver al origen y cambiar nuestra forma de mirar al mundo que nos rodea.
Tu respuesta a la vida crea tus circunstancias, no al revés
Sé que esta es una frase muy manida, que todos estamos cansados de leerla una y otra vez. Pero, lamentablemente, no siempre parecemos tenerlo claro. Te propongo un ejercicio muy sencillo para que tú mismo analices cuáles tu respuesta a la vida más habitual:
- Piensa en una persona con la que hayas tenido algún conflicto en el pasado reciente. Puede ser algo muy sencillo, como simplemente que esa persona no te haya dirigido la palabra al cruzarte con ella por la calle, o que te haya engañado o mentido en alguna situación concreta. Seguro que, si piensas un poco, no te resulta nada difícil encontrar a algún candidato ¿verdad?
- Ahora trae a tu mente esa situación, ese conflicto y analiza qué es lo que pasó. ¿Qué te dijo? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué te gustaría haber dicho o hecho que quedó pendiente?
- Ya nos hemos puesto «en situación» ¿verdad? Pues ahora simplemente obsérvate a ti mismo. ¿Qué actitud estás teniendo frente a ese acto del pasado que estás recordando? ¿Qué sientes en este momento? ¿Te habías dado cuenta de ello?
Con este ejercicio tan sencillo, simplemente pretendo ayudarte a ver que, la mayor parte del tiempo, eres tú mismo quien está creando el conflicto y la separación. Por supuesto, ese pasado que estábamos recordando, esos acontecimientos que nos hicieron sentir mal en su momento, no son más que recuerdos almacenados en la memoria. No existen en este instante y no significan nada en realidad. Pero el «yo», el supuesto personaje principal de tu historia personal no puede vivir sin esos recuerdos. Así que ser consciente de ello es la mejor manera de dejar de vivir amargado por un pasado que ya no está.
Y para terminar con esta reflexión, te propongo una pequeña cita de mi libro «La Verdad en Ti Mismo»:
Abandona el juicio a ti mismo, déjate ser como eres, deja de culparte y reprocharte cosas. Tampoco hay nada que perdonar. Tan sólo vive, Aquí y Ahora.
Capítulo 3, apartado 6: «Observación sin juicio: ¡empieza por ti mismo!