A lo largo de los años, son muchas las ocasiones en las que he hablado sobre el pensamiento, su poder y su influencia en nuestra vida diaria. El pensamiento positivo es, sin ningún género de duda, una de las mejores terapias mentales que existen, por múltiples factores que analizaré en este artículo.
Pero, como siempre recuerdo en La Verdad en Ti Mismo: volvamos al origen. ¿Qué es el pensamiento positivo exactamente? Voy a explicarte qué es para mi, cómo funciona y cómo puede ayudarte el pensamiento positivo contra la ansiedad, el estrés y la mayor parte de los problemas mentales de nuestra era.
¿Qué es el pensamiento positivo exactamente?
Puede parecer una cuestión de perogrullo, pero no siempre tenemos claro este punto. Veamos qué es y qué no es el pensamiento positivo, desde un enfoque centrado en la paz interior y la calma mental.
El pensamiento positivo es todo aquel flujo de ideas, pensamientos y razonamientos mentales que evoquen un estado de calma y de comodidad con el momento actual, el Aquí y Ahora. Más allá de los razonamientos o palabras concretos que evoque ese pensamiento, más allá de las imágenes mentales que utilice, el pensamiento positivo te ayuda a hacer las paces contigo mismo y con el mundo que te rodea. Eso es positivo para ti al nivel más profundo, aunque a veces no sea del todo positivo para tu historia personal o para tus dramas internos.
Hago este apunte por un tema que veo muy a menudo cuando hablo con personas que tienen problemas mentales. Suelen recurrir al pensamiento «positivo» para evocar imágenes o recuerdos agradables. Eso en realidad es un autoengaño que no conduce más que al sufrimiento. Porque cuando el mundo exterior no se corresponde con esas ideas y esas imágenes, el juicio y el conflicto están asegurados.
El pensamiento positivo es fácil de encontrar: no te juzga, no te lleva al pasado o al futuro con imágenes mentales, no te distrae de lo que tienes ante ti en el momento presente. El pensamiento positivo es aquel que te ayuda a abrazar este momento, sea cual sea su manifestación concreta. Puede ser hacer un cambio en tu vida, emprender un proyecto que te ilusiona, ayudar a una persona que te necesita o, simplemente, aceptar lo que está sucediendo. Su efecto siempre va a ser de unión, de aceptación y de trabajo a favor de tu bienestar, nunca de conflicto o de queja.
Y, como no puede ser de otro modo, el pensamiento positivo siempre va a estar centrado en el amor. Hacia ti mismo, hacia quienes te rodean y hacia la vida. Entender que las cosas «malas» que le suceden al «yo» no son más que acontecimientos pasajeros, ruido sobre un fondo de quietud y tranquilidad, es clave para aprender a instalar el pensamiento positivo en tu mente y en tu vida. Sólo así descubrirás el enorme poder sanador de este tipo de pensamiento y podrás dejar atrás la ansiedad, el estrés y el sobrepensamiento que está causándote tanto sufrimiento. Por cierto en una entrada próxima trataré el asunto del sobrepensamiento. Espero que te resulte útil.
¿Qué no es el pensamiento positivo?
En contraposición a lo expuesto en el apartado anterior, ahora veamos lo que no es el pensamiento positivo:
- El pensamiento positivo no es autoindulgente. No tiene por qué ser necesariamente un pensamiento de tipo «todo está bien», «qué afortunado soy» o «voy a tener mucha suerte en el día de hoy». Ese tipo de engaños mentales sólo te conducirán a la frustración y al desengaño.
- El pensamiento positivo no es mentiroso. No te digas a ti mismo que las cosas son de forma diferente a como sabes que realmente son. No establezcas juegos mentales para distraer tu atención. Ese tipo de pensamientos no son positivos, sólo son una forma de enmascarar la ansiedad y el malestar interno, que sí son reales.
- El pensamiento positivo no es fantasioso. Decirte a ti mismo que eres «el más grande», que vas a alcanzar objetivos insuperables y que vas a estar por encima de todo, es una manera muy eficaz de provocarte sufrimiento futuro. Así de claro.
- El pensamiento positivo nunca desea el mal o el dolor a otra persona. Otro juego mental peligroso surge cuando la mente «fantasea» con el sufrimiento de otro. Da igual que sea un enemigo, una persona con la que has tenido un conflicto o alguien que te ha deseado a ti el mal. Causar sufrimiento a tu alrededor es la manera más directa de causártelo a ti mismo.
¿Por qué el pensamiento positivo te ayudará a combatir la ansiedad y el sobrepensamiento?
La ansiedad se ha convertido en uno de los grandes enemigos de la mente humana, especialmente en los últimos años. La sofreinformación, el frenético ritmo de vida de la sociedad actual, la multiplicidad de estímulos externos e internos, hacen que sea muy fácil perder el control de nuestros pensamientos y de nuestros actos. Si no eres capaz de mantener la atención centrada en el Aquí y Ahora, será muy difícil que puedas ser consciente de tus pensamientos y, por supuesto, perderás de vista el pensamiento positivo dentro de toda la inercia mental y su vorágine de pensamientos incontrolados.
El sobrepensamiento se ha convertido en una de las grandes señas de identidad de la humanidad en este siglo. Y es una de las principales causas de la ansiedad. Anticiparse al futuro con ideas habitualmente negativas, recordar constantemente el pasado, juzgar lo que sucedió o lo que sucederá sobre este tema o el otro… todo ese ruido mental provoca ansiedad, estrés y pérdida de confianza en tu mente. Si constantemente estás anticipándote al futuro, igual que si continuamente estás recordando lo que te ha pasado, perderás de vista lo más importante en tu vida: lo que tienes ante ti en este momento, Aquí y Ahora. No existe nada más. Todo lo demás, todas esas ideas de futuro y de pasado, contribuyen a aumentar la carga mental y a reforzar la ansiedad que te impide estar en paz.
El pensamiento positivo es una excelente manera de recuperar el control de tu vida y dejar atrás la ansiedad. Centrar tu atención en un pensamiento positivo, que te ayude a visualizar y controlar los pensamientos negativos que continuamente surgen en tu mente, puede ayudarte a recuperar la atención. Te ayudará a retomar el control de tu espacio interno y, desde ahí, podrás visualizar el fondo de silencio que existe tras el pensamiento, sea positivo o negativo. Ese es el punto final al que llegar. Ese es el origen. Eso eres tú.