Mucho he hablado a lo largo de todo este tiempo sobre el ruido mental y cómo nuestra propia personalidad es generada en torno a esos pensamientos repetitivos, ideas preconcebidas y juicios basados en un pasado moldeado por el filtro de nuestra limitada percepción mental. La principal duda que suele surgir en este punto es «¿cómo superar ese ruido?¿Cómo ver más allá de mis pensamientos? Como señala la parte inferior de este blog: en el silencio encontrarás la respuesta.
Observar el espacio interno
La observación interior es la principal vía para conectar con nuestro espacio interno, con ese silencio que hay más allá de nuestros pensamientos del día a día. Es ese espacio de donde surgen los pensamientos, ese vacío que sostiene a todo nuestro mundo interno. La mayor parte del tiempo no eres consciente de él, pues estás demasiado «ocupado» con tus pensamientos, pero es tu realidad última.
Para ser conscientes de ese silencio que hay entre los pensamientos, es preciso desarrollar una atención muy despierta y no identificarnos con cada idea, palabra o imagen que surja en nuestra mente. Si permanecemos alerta, veremos que esos pensamientos tienen varias características interesantes, de las que ya he hablado en otras ocasiones:
- Surgen como reacción a cualquier estímulo, interno o externo, de manera involuntaria.
- Son pasado. Se basan en ideas ya existentes en nuestra mente.
- Crean separación entre lo que sucede y lo que pensamos que sucede.
El universo es, en su inmensa mayoría, espacio vacío |
Podrían añadirse muchísimas más, pero estas tres ideas tan sencillas ponen en evidencia la irrealidad de nuestro ruido mental. Pero aún podemos ir más allá:
- Observa el silencio entre pensamientos. Si prestas atención, verás que los pensamientos surgen y desaparecen en un fondo de silencio que permanece inalterable, pese a lo tormentosos que puedan ser dichos pensamientos.
- Deja que el pensamiento fluya y desaparezca. No lo juzgues, ni intentes evitarlo. Eso sólo creará más agitación mental. Deja que los pensamientos vengan y vayan, siendo consciente de su impermanencia. Eso permitirá que la mente se calme.
- Centra tu atención en «ver» de dónde surgen. Verás que el origen de cada pensamiento es finalmente el mismo: la nada.
La distancia entre los átomos de nuestro cuerpo es, en proporción, tan grande como la distancia entre unas y otras estrellas. Lo mismo sucede con los pensamientos: el espacio vacío que los sostiene es infinitamente mayor que ellos. |
Ese vacío es tu verdadero campo de conciencia sin pensamiento. Sólo puedes llegar a él de forma directa, a través de tu propia experiencia. Comprenderlo mentalmente no sirve de nada si no es puesto en práctica. Y, en realidad, no existe una práctica gradual que lleve ahí mediante una serie de pasos. Debes regresar a tu silencio interior por ti mismo, siendo valiente y estando dispuesto a abandonar toda idea o concepto. Nadie puede llevarte ahí, pues todo tu mundo está sostenido en ese vacío, no hay un camino externo de vuelta.