Hola a todos de nuevo. Tras un descanso no intencionado, regreso nuevamente a trabajar en el blog con nuevos contenidos y con muchísima ilusión. Voy a hablar en esta ocasión de una de las culturas antiguas más profundas y misteriosas: los mayas. En concreto, realizaré una breve introducción al dios principal del panteón maya, Itzamná, el dios creador. Gracias a Cathy por su magnífica aportación en la elaboración de este texto. ¿Quién es Itzamná? Es el dios principal del panteón maya, el viejo dios del Cielo, creador y civilizador, que enseñó las ciencias a los hombres. Es también el inventor del dibujo y de la escritura jeroglífica. Se le consideraba el dios de la sabiduría y en ocasiones se le representa simplemente como una mano roja. Se dice que el dios maya del sol no era, tal vez, más que Itzamná bajo otra forma. Su esposa es Ix Chel, madre cósmica. Dibujo de Itzamná, el dios creador Sobre la creación y el destino de los mayas El señor Itzamná decidió crear una tierra hermosa, de modo que todo aquél que la conociera quisiera vivir allí. Entonces creó El Mayab, la tierra de los elegidos, y sembró las más bellas flores (símbolo de las virtudes que se obtienen cuando eliminamos los defectos) que adornaran los caminos. Creó asímismo las aguas cristalinas (representación de las aguas creadoras, de la fuerza sexual que sabiamente trabajada nos conduce al triunfo, a la luz), que reflejaban la luz del sol y también profundas cavernas llenas de misterio (alegoría del inframundo o mundos infiernos, destino final de todo aquel que no elimine sus Yoes). Después, Itzamná le entregó la nueva tierra, El Paraíso o Tierra Prometida a los mayas y escogió tres animales como símbolo de la creación (el 3 como base de toda creación). Los elegidos por Itzamná fueron:
- El faisán, símbolo del Espíritu, del Padre que está en secreto.
- El venado, representación maravillosa del Hijo que sólo sigue los consejos del Padre.
- La serpiente de cascabel, alegoría sublime de la Madre, la fuerza femenina, que el Hijo debe utilizar sabiamente para recuperar la tierra prometida.
Estatua maya en honor de Itzamná Los sabios mayas vivieron felices en esa tierra y se encargaron de construir palacios (representación de la Piedra Filosofal ya pulida, la Catedral del Alma que debemos construir) y ciudades de piedra (alegoría del Sexo, del trabajo con la piedra). Pero Pronto fueron invadidos por hombres venidos de muy lejos, en referencia a la conquista española, trayendo armas y combatiendo con ellos para quitarles su tierra. Los extranjeros (piezas de la Ley de causa y efecto, Ley del Karma), conquistaron El Mayab, pero los tres animales elegidos por Itzamná cumplirán una importante misión en su tierra. Los mayas aún recuerdan las palabras que una vez se dijo: “Mientras las ceibas estén en pie (refiriéndose a los dos árboles del Edén: Uno es el Árbol del Conocimiento: da la Sabiduría y el otro, es el Árbol de la Vida: te hace inmortal) y las cavernas de El Mayab sigan abiertas (los mundos internos donde baja a trabajar el adepto), habrá esperanza. Llegará el día en que recobraremos nuestro lugar.”