Cuando hablo de la meditación con amigos y personas cercanas, casi siempre surge la misma cuestión. Todos ellos coinciden en que la meditación es muy útil para mantener una cierta calma y una perspectiva más tranquila y serena sobre la vida que les rodea. Sus beneficios son muchos y no es necesario que los repasemos aquí nuevamente. Pero también suelen coincidir en una cosa: la meditación está muy bien y resulta muy útil, pero una vez que han terminado sus sesiones, que vuelven a sus quehaceres diarios, la mente se vuelve a perder en los miles de estímulos que le rodean. Y su pregunta es ¿cómo podemos integrar la meditación en el día a día? ¿Cómo permanecer atentos y tranquilos cuando surgen las responsabilidades y los problemas habituales de la vida diaria?
Este es un tema muy interesante y sobre el que me gustaría hacer hoy una pequeña reflexión. Pero, antes de nada, para integrar la meditación en el día a día, lo primero que debemos hacer es dejar a un lado las ideas preconcebidas acerca de «estados alterados de conciencia» y cosas por el estilo. Aquí no hablaré de los tipos de meditación, ni de cuál es más eficaz o no. De hecho, la meditación está más allá de una simple práctica puntual y su verdadero potencial sólo se alcanza cuando se convierte en el estado habitual de consciencia, independientemente de las circunstancias y los quehaceres del día a día.
Tampoco entraré en más detalles sobre las técnicas a utilizar. En entradas anteriores expliqué en qué consisten la vipassana, el zazen o el pranayama, por citar algunos ejemplos. La elección de una u otra técnica es algo personal y mi recomendación es que pruebes diferentes opciones y tú mismo veas qué es lo que te funciona y lo que no. Y tampoco te obsesiones por defender una o otra, ni intentes compararlas, porque cada una tiene unos objetivos y un contexto propios. Es mucho más enriquecedor simplemente permitirte practicarlas y vivirlas, pero sin aferrarte a ninguna de ellas. Pero, más allá de la técnica a emplear, hay algunas cuestiones clave que me gustaría mencionar.
5 claves para integrar la meditación en el día a día
- No te obsesiones ni te exijas demasiado a ti mismo. Quiero empezar con este punto porque, aunque parezca extraño, es uno de los principales obstáculos que suelen surgir cuando alguien comienza a practicar meditación de manera regular. La expectativa es siempre un obstáculo por si misma para cualquier acción que realicemos, incluso aunque esa acción sea sólo estar presente, aquí y ahora. Así que mi consejo es que, si quieres integrar tu meditación en el día a día, ante todo no te fijes metas, ni busques alcanzar ningún tipo de resultado, porque tú mismo estarás alejando ese estado de tranquilidad y paz interior de tu vida.
- No te juzgues. Este punto está directamente relacionado con el anterior, ya que la expectativa previa es uno de los principales motivos que pueden llevarte al juicio interno. Piénsalo un momento: si lo que quieres estar en paz con el momento presente y salir de la corriente de pensamientos y juicios del día a día… el juicio a ti mismo, el sentimiento de culpa por no estar consiguiendo lo que quieres no es más que otro pensamiento más. Luego obsérvalo también como lo que es, ruido mental, sin más.
- Sé sincero contigo mismo. Integrar la meditación en el día a día exige, ante todo, sinceridad. Como decía en el punto anterior, no pasa nada si no estás consiguiendo permanecer tranquilo y atento. No te juzgues por ello, porque es normal que la mente se deje llevar por la corriente de reacciones y pensamientos que surgen ante cualquier estímulo, tanto interno como externo. Pero cuidado, tampoco te engañes a ti mismo pensando «todo está bien, todo es como debe ser». Esta frase también es un gran obstáculo que te impedirá sacar provecho realmente de la observación del mundo que te rodea.
- Sé constante. El paso más importante que tienes por delante es que ves en este momento, aquí y ahora. Nada de excusas. Si descubres que llevas un rato absorto en tus pensamientos, que sentimientos como la ira, la tristeza o cualquier otro te han abstraído del momento presente… no pasa nada, vuelve a intentarlo. Vuelve a prestar atención, aquí y ahora. No le des más vueltas, o tú mismo estarás generando más distracción mental.
- Vuelve siempre al origen. Esta es la clave principal para integrar la meditación en el día a día. Presta atención a este instante, pase lo que pase. No importa si has perdido la atención, regresa al origen. Vuelve a prestar atención al ir y venir de la respiración. Deja que los pensamientos fluyan, igual que el resto del mundo. Pero, ante todo, vuelve a tu centro, vuelve a prestar atención. Sólo esto, Aquí y Ahora.
Espero que estos sencillos puntos te ayuden a recuperar tu atención y mantenerte tranquilo en el momento presente. Y, como siempre digo, no te compares ni pretendas igualar a nadie. No personalices ni busques referencias en «grandes maestros». Esto no es una competición. No hay nada que conseguir, ni nadie a quien superar. En todo caso, la superación personal implica únicamente superar tus propios miedos y tus propias ideas. Nada más.
Y quiero despedirme con una cita de mi libro La Verdad en Ti Mismo, que creo que va muy bien para la ocasión: «Vive, en lugar de pensar que vives».