La práctica de zazen es el principio fundamental de la tradición Soto-zen y, en ella, la respiración juega un papel fundamental para aquietar la mente y llegar a ser uno con la meditación. De hecho, no se trata de «meditar en algo» o llegar a «algún estado superior». En zazen, el practicante y la propia práctica se convierten en uno. No existe separación, no existe una «persona» que asista u observe el acto de meditar, sino que la meditación simplemente acontece.
Para lograr este estado de quietud interior, la respiración es el puente que nos permite dirigir la atención hacia el interior y contemplar, de un modo ecuánime y sereno, el devenir del pensamiento.
No hay que forzar la respiración, ni tratar de hacerla demasiado profunda ni demasiado larga. No se trata de hartarnos de aire, sino todo lo contrario. El aire es la esencia de la vida, es el don que comparten todos los seres que habitan el planeta y por eso no debemos ser egoístas ni siquiera en la respiración. Tomemos el que necesitemos y compartamos el resto con el universo. Esto, traducido al lenguaje común, significa que la inspiración no debe ser excesivamente larga, sino natural, más corta que la espiración.
Respiración abdominal
En zazen se realiza una respiración abdominal: al tomar el aire se expande el abdomen y, al expulsarlo, se contrae. La espiración es larga y sostenida, empujando hacia abajo, hacia el fondo del abdomen. De este modo el cuerpo se purifica y facilita la quietud de la mente.
Generalmente, como iremos viendo en la mayoría de culturas, cuando se busca la relajación y la quietud mental se suele realizar una respiración abdominal. La respiración abdominal relaja, suelta las tensiones, mientras que la respiración abdominal inversa (esto es, contrayendo el abdomen al tomar aire y relajándolo al expulsarlo, justo al contrario de lo expuesto aquí) tonifica y reaviva el cuerpo, por lo que se suele utilizar en prácticas que requieren movimiento y en las que se expulsa la energía hacia el exterior, como las artes marciales.
Para terminar, unas bonitas palabras del Maestro Taisen Deshimaru:
«Por la práctica regular del za-zen nos es dado convertirnos
en hombres nuevos volviendo al origen de la vida.
Podemos acceder a la condición normal del cuerpo y del espíritu (que son uno)
captando la existencia en su raíz.»
(Fotografía de Taisen Deshimaru).