Voy a comenzar aquí con una nueva sección destinada a la mitología y las leyendas más conocidas a lo largo del mundo. Y qué mejor manera de empezar que haciéndolo con la mitología de la Antigua Grecia, fuente innegable de conocimiento y sabiduría en todas las disciplinas (astronomía, filosofía, ciencia, etc.), cuyos mitos son realmente muy bellos y profundos. Estatua de Zeus, rey de los dioses (período Helenístico)Prometeo representa el sacrificio por un bien mayor, alguien dispuesto a dar lo mejor de sí mismo por ayudar a los demás. Prometeo era un Titán que tenía el don de la profecía (su nombre significa “vidente”), lo que hace aún más valioso su sacrificio por la humanidad. Zeus, el rey de los dioses, decidió mantener su supremacía sobre la humanidad negándole el acceso al fuego, ya que este representaría para el hombre acceder a un poder exclusivo de los dioses. Sin embargo, Prometeo, que sentía una gran simpatía por el género humano (se cuenta en algunos mitos que fue él quien creó a la raza humana, a través de sus lágrimas y posteriormente Atenea le infundió la vida) decidió hacer algo al respecto. Cogió un poco de fuego sagrado de la forja de Hefesto y, oculto en un tallo de hinojo, lo llevó a la tierra y lo entregó a los hombres. Al enterarse de su traición, Zeus decidió aniquilar a la raza humana enviando un gran diluvio, pero nuevamente Prometeo, haciendo uso de su don de la profecía, advirtió a un hombre llamado Deucalión de las intenciones de Zeus, y éste fabricó un arca en la que aguantó, junto a su esposa Pirra, los 9 días y 9 noches que duró el diluvio. Al décimo día Deucalión ofreció un sacrificio a Zeus y éste accedió a renovar la raza humana, sintiéndose conmovido por la ofrenda del humano.
Prometeo, por Paul Rubens (1612) Por su parte, Prometeo no tuvo tanta suerte. Zeus decidió darle un castigo ejemplar y lo ató con una cadena indestructible en lo alto de las montañas del Cáucaso. Allí, el águila de Zeus bajaba cada día a devorar el hígado de Prometeo y cada noche el hígado se regeneraba, de modo que al día siguiente el águila lo volviera a devorar, con lo que el sufrimiento de Prometeo no terminaría nunca. Finalmente, tras 30 años de tormento, Zeus consintió que Hércules rescatase a Prometeo, matando al águila y rompiendo las cadenas, al considerar que ya había pagado su falta. Desde entonces, la humanidad comenzó a utilizar el anillo en honor a Prometeo y su sacrificio por la humanidad.