Desde la antigüedad, todos los sistemas de meditación han reconocido el poder de la respiración como una fuente de observación y relajación. Pese a acompañarte en cada momento de tu vida como un proceso físico imprescindible para la vida de tu cuerpo, en realidad la respiración es algo muy desconocido, que pasa desapercibido la mayor parte del tiempo. ¿Qué sucede cuando no eres consciente de que está ahí? ¿Y cuando centras tu atención en ella?
Observa la respiración sin juicio, sin expectativa. Sumérgete en ella, Aquí y Ahora.
La tendencia del ego a controlar y comprender todo se puede observar muy fácilmente cuando centramos la atención en la respiración. Sin darte cuenta, es fácil que comiences a controlar la entrada y salida de aire, a hacer respiraciones más profundas, a establecer un determinado ritmo… ¿Eres consciente de ello? ¿Quién está «controlando» la respiración? ¿Es necesario ese control? Durante la mayor parte del día, ni siquiera eres consciente de ella, se produce de manera automática, en un segundo plano que pasa desapercibido totalmente para ti. ¿Por qué, al observarla, tiendes a controlarla? ¿Acaso va a «dejar de funcionar» si no lo haces?
Este intento de control de la respiración es una buena representación de cómo afronta el «yo soy» la vida en su conjunto. Los acontecimientos que suceden a su alrededor, las experiencias que tienen lugar en el Aquí y Ahora, poco tienen que ver con los acontecimientos almacenados en la memoria o con las expectativas de futuro que se han generado a través de las vivencias pasadas. Sin embargo, si prestas atención a tu mente en este preciso momento, verás cómo de manera casi automática tiende a etiquetar, nombrar y de algún modo controlar todo cuanto te rodea. Nuevamente, podemos plantearnos las mismas preguntas que en el caso de la respiración: ¿es necesario controlar el mundo? ¿Dejará de existir si, simplemente, dejas que sea, sin luchar ni intentar hacer nada?
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Sólo una mente tranquila puede observar la inteligencia silenciosa que inunda el mundo que le rodea |
Usa la respiración como puerta de entrada a este momento eterno, Aquí y Ahora
Lleva toda tu atención a la respiración, pero no al proceso en sí de entrada y salida de aire, ni al ritmo, ni siquiera a la cantidad de aire que entra o sale por tu nariz. Observa la respiración como un todo, como un océano en movimiento de energía y de calma. El flujo del aire, al entrar y salir de tus pulmones, es un ciclo constante y tranquilo. No intentes retener la respiración, ni controlarla, ni siquiera comprenderla. Tan sólo observa, sin juicio, sin buscar nada. Sumérgete en su quietud, Aquí y Ahora…
La respiración es un magnífico puente de enlace entre tu atención y el momento presente, pues siempre te acompaña, en cada instante de tu vida. ¿Eres consciente de su importancia? ¿Puedes observarla sin necesidad de controlarla?
Déjale ser tal como es, sin pretender controlarla, tan sólo observa cómo te acompaña, cómo es parte de ti. Verás cómo hay algo mucho más profundo, algo más allá del simple proceso físico, que es lo que realmente lo controla. ¿Qué es? ¿De dónde surge esa inteligencia silenciosa? Y lo que es más importante, ¿dónde ha quedado tu «yo soy» mientras observabas sin juicio, sin expectativas, sólo dejando que el mundo sea tal como es? Aplica esta misma atención al mundo que te rodea, a tu vida diaria, a tus miedos, a tus problemas, a tus alegrías, etc., y estarás regresando a tu estado original: la paz con todo cuanto te rodea, la paz contigo mismo, la paz interior.