La llamada «búsqueda interior», pese a partir de un noble ideal como vía de auto-conocimiento, esconde en sí misma un curioso obstáculo que, además, pasa la mayor parte del tiempo desapercibido para la mente:
el juicio a uno mismo. ¿Cuántas veces te has sorprendido a ti mismo juzgándote, pensando «no debía actuar así», «debo mejorar, esforzarme más» o cosas por el estilo? Si eres totalmente sincero, ¿crees que estás capacitado/a para despertar? ¿O te ves como un «eterno buscador»? ¿Por qué crees que no serás capaz de alcanzar la paz interior? ¿Cuáles son tus límites? ¿Qué errores has cometido?
Observa a tu peor crítico: tú mismo
La inercia mental al juicio y la auto-recriminación es algo muy sutil, mucho más de lo que parece a simple vista. Parte normalmente de una buena intención, como el esfuerzo por ser mejor, por llegar más lejos, por alcanzar la paz…, pero se requiere una mente despierta y alerta para darnos cuenta de cómo surge ese juicio y, lo que es más importante, para comprender que esa misma autocrítica nos aleja de nosotros mismos.
No confundamos la Aspiración al Despertar, o la simple intención de conocernos mejor a nosotros mismos, con el autocastigo y la recriminación constantes, porque sólo estaremos creando sufrimiento y alejándonos de la paz interior.
El condicionamiento mental que adquiere la persona en su vida, tanto a nivel social como familiar y emocional, hace que el «yo» siempre lleve consigo la pesada carga del pasado. Lo que sucede aquí y ahora se filtra a través de los mismos ojos de siempre: la historia personal y, de esta manera, este momento siempre se convierte en un simple medio para conseguir algo, para llegar a ser algo o, simplemente, para escapar de un pasado de sufrimiento.
Sin embargo, es mucho más fácil descubrir esta carga cuando estamos observando a otra persona, cuando vemos cómo se juzgan a sí mismos, cómo ellos son su principal fuente de sufrimiento. Pero cuando se trata del propio «yo» no es lo mismo ¿verdad? Esta es otra de las mentiras con que el ego intenta auto convencerse de que no podrá conseguirlo, de que no es capaz, que por mucho que se esfuerce, siempre seguirá estando lejos de la paz. Es realmente sutil, como puede verse. A nivel mental, siempre habrá una nueva excusa, un nuevo culpable, un nuevo motivo para no estar simplemente en paz, en el único momento en el que realmente existes, Aquí y Ahora.
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No necesitas nada para ser completo por tí mismo. No hay juicio, ni culpables. Aprende a mirarte a ti mismo con una mirada nueva, una mirada inocente, sin pasado y sin rencor. |
Da el paso: abandona las excusas, abandona las expectativas, abandona las ideas. Tan sólo acéptate, aquí y ahora.
Las expectativas de alcanzar algo, de ser algo que no se es o de tener algo que no se tiene, son las razones principales para el juicio al propio «yo». Sin embargo, si observas de manera objetiva verás que esos motivos son siempre externos, adquiridos a lo largo de los años. Ideas que quedaron grabadas en su día, como «debes ser buena persona» o «debes tener una familia y ser feliz», se han convertido para el «yo» en metas inalcanzables que únicamente conducen al sufrimiento. Además, lo más interesante de todo es que, debido a la falta de atención, ese dolor se retroalimenta constantemente, en cualquier situación, por sencilla e intrascendente que sea a simple vista. ¿Eres capaz de observarlo? ¿Puedes ver cómo, la mayor parte del tiempo, tú mismo eres tu peor crítico?
Seamos claros: no debes tener nada que no tengas ahora. No debes llegar a ningún sitio, ni alcanzar ninguna meta. Todas esas ideas son externas, alguien te las dijo en algún momento, pero ¿dónde están realmente? ¿Quién te las recuerda constantemente? Todo eso es mente, historia personal y necesita tiempo, pasado y futuro. Si quieres estar en paz contigo mismo, sólo puedes hacerlo en un lugar y un momento: Aquí y Ahora.
¿Por dónde comenzar? Tan sólo presta atención a cuanto está sucediendo en este momento: observa tu cuerpo, tu mente, tus pensamientos. No juzgues, déjate ser, perdónate a ti mismo. No hay nada malo en tus travesuras ni en tus «errores». No necesitas ir a ningún sitio. Sólo esto, Aquí y Ahora. Déjate vivir a ti mismo, te lo mereces.