El objetivo principal de toda meditación es, ante todo, ser conscientes de nuestro ser. Podemos ir más allá del pensamiento y de los juegos mentales para ver la realidad tal como es. Este es un tema muy importante, pues si queremos «ver» la naturaleza real del Ser debemos ir más allá de nuestros procesos mentales, trascender nuestro drama personal.
El pensamiento como respuesta automática
Cuando se comienza a practicar de forma sincera la meditación o la observación interior, una de las cuestiones que más confusión genera a menudo en el practicante es su aparente relación consigo mismo. Al observar nuestra mente sin juicio, en silencio, rápidamente nos damos cuenta de que los pensamientos surgen de manera automática. No los buscamos, como una especie de disco sin fin. De hecho, cuanto más esfuerzo pongas en detenerlos o eliminarlos, más fuerza adquieren y más agitada se vuelve la mente.
Esto es porque el pensamiento, la mayor parte del tiempo, surge como una reacción y no como una acción. Ante una circunstancia o situación, sea interna o externa, la mente proyecta de manera involuntaria aquellos recuerdos almacenados en la mente y que, de algún modo, se identifican con lo que se está experimentando. Es decir, que la reacción no sólo es involuntaria, sino que es vieja. Es una reacción que nace del recuerdo y el juicio de una experiencia previa. Ser capaces de darnos cuenta de esto, comprender que el pensamiento es un proceso la mayor parte del tiempo involuntario, nos dará el poder de ir más allá de nuestras opiniones. Además, podemos ver más allá de nuestras ideas y juicios, pues romperá nuestra identificación con ellos.
Observación: volver al origen
La clave para eliminar la identificación con el pensamiento es ser consciente de su nacimiento, ver cómo surgen de una aparente «nada», cómo la mente los lanza sin buscarlos. Para ello basta con observar nuestra mente en cualquier situación, no sólo en la meditación. Se requiere una atención muy despierta para ser consciente de ese momento en que el pensamiento surge, ese silencio interior previo al pensamiento y ese es el fin de la meditación interior.
La identificación con el pensamiento, con la historia personal, hace que vivamos nuestras experiencias desde una óptica artificial, basada en el pasado y en nuestro juicio sobre las vivencias que tuvimos en un momento anterior. Este es el estado natural de las personas y es una fuente casi inagotable de sufrimiento. ¿Cómo ir más allá? ¿Cómo eliminar esa identificación y liberarnos de esa historia personal que parece «vivir la vida por nosotros»?
Como reza la parte inferior de este blog: «en el silencio encontrarás la respuesta«. Ese silencio interior, el espacio entre pensamientos, ese vacío mental, es el puente hacia la conciencia despierta. Esa herramienta que nos permite trascender el pensamiento y ver la realidad tal cual es. Sólo a través de la propia experiencia es posible llegar a ese estado. Comprenderlo mentalmente no sirve, pues sólo se trata de un razonamiento mental más, de otra opinión cualquiera. Es preciso vivirlo, serlo, a través de la propia observación.
Transforma tu Vida: Encuentra tu Verdad Interior
Si quieres saber más en el capítulo 3 de «La Verdad en Ti Mismo», exploramos el silencio y la observación como vías para descubrir nuestra propia verdad. Este libro nos insta a vivir en el presente, donde solo a través de nuestra propia observación podemos conocer nuestra realidad. No hay recetas ni atajos para despertar; cada uno debe caminar su propio camino. Solo tú puedes vivir tu propia verdad, aquí y ahora.