Imagen de la Tierra desde el espacio. Observando el cielo podemos comprender fácilmente lo pequeño e insignificante que es «nuestro mundo». |
Sin tiempo no hay mundo
Pero no necesitamos ir tan lejos para comprobar este hecho: basta con observar cómo, mientras los sucesos que tienen lugar alrededor nos agradan, el tiempo pasa muy rápido pero, si los sucesos son desagradables, el tiempo parece detenerse. Luego la atención subjetiva es lo que da esa aparente realidad al tiempo y, en consecuencia, al mundo. Si la atención cambia, el entorno también lo hace.
El ojo nunca podrá verse a si mismo. Del mismo modo, el Ser sólo puede conocerse mediante la supresión de todo cuanto no es. |
El Yo Soy es quien crea el mundo que le rodea, no al revés. Al surgir la idea del yo, surgen todas las demás ideas y es como se proyectan las formas que nos rodean. Así damos nombre y forma a las cosas. Pero, si observamos detenidamente, veremos cómo el propio yo no permanece siempre igual, sino que va cambiando constantemente, haciendo que también cambie la percepción del mundo. De hecho, si prestamos atención al «Aquí y ahora», a la conciencia sin características, veremos que no existe tal Yo, sino que es sólo una idea, un pensamiento raíz que hace que surjan todos los demás, incluido «tu mundo».
En una próxima entrada profundizaré en esta relación entre el Yo y el mundo, pues todo cuanto el Ser pueda ver, sentir o experimentar, no es el Ser ni es real y eso incluye a ambos.