El título de esta entrada alude a algo de lo que se ha hablado largo y tendido en este blog: ¿cómo ir más allá de la mente? Cuando comienza la búsqueda de uno mismo, lo primero que surge a la luz es la constante lucha de pensamientos, ideas, miedos y expectativas de la mente pero, como es lógico, ahí no están las respuestas verdaderas, sino solamente los condicionamientos mentales que hemos ido adquiriendo a lo largo del tiempo. ¿Dónde encontrar la verdad? ¿Dónde encontrar la calma, más allá de tanta idea y tanto dolor? Volvamos nuevamente al principio, al pie de página de este blog…
En el silencio encontrarás la respuesta
Sólo tienes una herramienta para encontrar la verdad: tu atención. En el campo de tu consciencia, aquello a lo que diriges tu interés es lo que adquiere realidad así que, si quieres encontrar la verdad, si quieres ir más allá de la mente, debes cambiar tu atención y centrarte en lo desconocido. Cambia tu atención y tu experiencia también lo hará. Y por supuesto el silencio es una puerta directa a lo desconocido. No se puede comprender el silencio, ni atraparlo, ni memorizarlo, pues en el momento en que piensas en él ya se ha ido. Sólo se puede ser el silencio aquí y ahora, sin juicio.
Como ya sabemos, la mente actúa por inercia la mayor parte del tiempo, repitiendo los mismos patrones de pensamiento y filtrando el mundo que le rodea a través de una historia personal forjada a lo largo de años de miedos, juicios y expectativas. Sin embargo, es posible cambiar esta inercia a través de la atención. Pero no basta con observar el silencio un rato y luego «volver a la rutina diaria». Si quieres ir más allá de ti mismo, más allá de tu historia y tu drama personal, debes afrontarlo en todo momento, aquí y ahora, sin importar las circunstancias que te rodeen.
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Busca el espacio vacío entre tus pensamientos, igual que observas el espacio vacío entre las estrellas del cielo. Esa será tu puerta de entrada a lo desconocido. |
Lee entre letras y escucha entre palabras, aquí y ahora
Los «buscadores» suelen quejarse a menudo de que es relativamente fácil llevar la atención al silencio cuando la mente está tranquila y las circunstancias externas presentan cierta calma, como en los ratos de meditación, pero que es muy complicado hacerlo en el día a día. El ego rápidamente lanza la siguiente pregunta: «todo eso está muy bien pero ¿y cuando vuelva al mundo real?». En primer lugar, huelga decir que no existe una diferencia entre el mundo «real» y «el de la búsqueda». Abandona esa dualidad e integra toda tu vida en un mismo lugar, sin conflicto, sin lucha, sin expectativas. La observación sin juicio debe darse en todo momento, pues sólo existe un instante en el que puedes despertar: Aquí y Ahora.
Cuando estés hablando con una persona, dirige tu atención a los espacios entre palabras, al silencio de fondo y verás cómo la conversación se transforma para ti. Cuando pienses, se consciente del espacio vacío que hay tras los pensamientos y cómo fluyen y desaparecen nuevamente en una gran nada, en un gran silencio. Así comprenderás la verdadera importancia de tu historia personal…
Lleva tu atención en todo momento a ese espacio en el que las cosas suceden, a ese gran silencio que sostiene todo, pero que está más allá de todo. ¿Qué ves? ¿Qué hay ahí? Por supuesto, no puedes contestar, no puedes explicarlo ni entenderlo. Deja de inventar teorías y filosofías. Sólo puedes llegar allí mediante la experiencia directa. Sólo puedes ser el silencio, lo desconocido, lo real.