La mayoría de los seres humanos comienzan su búsqueda interior gracias a un estímulo principal: el sufrimiento. Toda persona tiene tras de si una historia de dolor, con innumerables episodios trágicos y traumáticos que han contribuido a forjar su idea de si misma. De hecho, la polaridad placer-dolor no es realmente tal para la persona, sino que los momentos de placer son sólo breves intermedios en un amplio fondo de sufrimiento, un simple instante de descanso entre «dolor y dolor».
Pero en realidad esta es la forma en que la persona adquiere un sentido de realidad y el dolor es el mejor instrumento que tiene para fortalecer esa historia, ese drama personal basado en el papel de víctima, por lo que el supuesto yo siempre busca el sufrimiento para sentirse vivo. La búsqueda de la felicidad es sólo eso en realidad: una continua recreación de la lucha por evitar el dolor y alcanzar el placer, pero ambos son sólo dos caras de la misma moneda.
La rueda del sufrimiento (Samsara) nace de una simple idea: yo soy. |
La paz es el estado natural del Ser
Si observamos alrededor con cierta atención, veremos cómo las personas continuamente justifican su insatisfacción con las circunstancias que les rodean debido a causas externas: la mala suerte, lo mal que les han tratado cuando eran niños…. El mundo entero parece ser un lugar hostil y la pequeña persona que se encuentra perdida en él está abocada al sufrimiento y a no conseguir nunca lo que quiere. Pero, ¿realmente sabe qué es lo que quiere? La felicidad es sólo una idea, un concepto basado en un futuro irreal, que poco tiene que ver con la verdadera búsqueda del Ser.
El estado natural del Ser no es la felicidad ni la infelicidad. Tampoco es el placer ni el dolor. Todo eso no son más que ideas; estados de ánimo subjetivos que se basan en una interpretación del supuesto «mundo exterior». Además, estos estados se van alternando en un ciclo sin fin, retroalimentándose continuamente y manteniendo una única constante: la insatisfacción y el conflicto con cuanto nos rodea.
Tus conflictos internos son sólo pequeñas olas que van y vienen en el océano de tu mente |
El estado natural del ser es la quietud, la no dualidad. Es algo que va más allá de interpretaciones mentales, de búsquedas o de juicios. Sólo podemos volver a nuestro estado natural abandonando la lucha, dejando de crear el eterno conflicto entre el mal y el bien, entre la felicidad y la infelicidad, porque el Ser no está en ningún opuesto. Deja de buscar algo, de pedirle algo a la vida, deja de crear expectativas y buscar un futuro mejor, porque no existe nada como «un futuro». Sólo existe este momento. Adéntrate en él, déjale ser, acéptalo y no lo juzgues. Abandona tu historia personal, que es la única fuente de tu sufrimiento. Haz las paces con el momento presente, abandona la lucha y el sufrimiento habrá terminado.