Cuando surge la aspiración al despertar, siempre hay una paradoja que causa cierta confusión en la mente: existe un proceso de búsqueda, iniciamos un camino de autoconocimiento, probamos nuevas técnicas de meditación o estudio… pero los grandes maestros nos dicen que el despertar es algo espontáneo, que surge sin esfuerzo, que no necesitamos ir a ningún sitio. ¿Cómo podemos compaginar ambas verdades?
El viaje hacia el satori
El zen es quizá la filosofía que quizá ha trabajado más en profundidad esta paradoja de la acción sin acción, del esfuerzo sin esfuerzo. El satori (despertar) es el núcleo central del zen, no sólo de la meditación sino también de su cuerpo teórico y práctico. Trascender la dualidad y quitar el velo de la ilusión, para comprender la realidad tal como es, ese es el objetivo de la búsqueda, no hay otro.
(Satori en japonés) |
El verdadero despertar no consiste en alcanzar grandes estados alterados de conciencia, ni en realizar grandes proezas físicas o mentales. El despertar es, simplemente, volver al origen, recuperar nuestra naturaleza inicial, ver el mundo como es. No hay que alcanzar grandes logros, no hay que hacer grandes sacrificios, simplemente hay que ir más allá de nuestra personalidad y nuestra mente para encontrar nuestra verdadera esencia.
El primer estado de despertar, que surge de manera súbita e inesperada, se suele denominar kenshou (que significa «ver la naturaleza») y hace alusión a un estado intermedio, un despertar temporal en el que, por un corto espacio de tiempo, se vislumbra nuestra verdadera naturaleza. Lo podríamos denominar como un estado de «no mente», en el que el yo soy está ausente. Generalmente, tras ese estado queda siempre un agradable recuerdo, fruto de haber realizado la verdadera esencia del ser por un instante, pero no deja de ser algo pasajero.
El verdadero satori es un estado de iluminación definitivo, en el que se alcanza finalmente la naturaleza de buda y en el que la percepción de la verdad se mantiene. No es posible hablar de un estado «sostenido en el tiempo» en realidad, pues el satori está fuera del tiempo y de la mente. Cuando el Ser despierta, el nombre y la forma dejan de dirigir los acontecimientos y la percepción, desechando el ego creado a lo largo del tiempo.
Existe un poema de un antiguo maestro zen que, a mi juicio, define a la perfección qué es el verdadero satori:
«Antes del satori, los ríos eran ríos y las montañas eran montañas. Al acercarme al satori, los ríos dejaron de ser ríos y las montañas dejaron de ser montañas. Ahora que estoy en el satori, los ríos vuelven a ser ríos y las montañas son montañas».
Estatua de Bodhidharma |
Otro gran texto que explica la verdadera naturaleza del despertar:
«Un monje, pidiendo instrucción, le dijo a Bodhidharma:
-No tengo nada de paz mental. Por favor, Apacigüe mi mente.
-Trae tu mente aquí enfrente mío – replicó Bodhidharma – Y yo te la apaciguaré.
– Pero, cuando busco mi propia mente – dijo el monje – no la puedo encontrar.
– ¡Eso es! – replicó inmediatamente Bodhidharma – ¡He apaciguado tu mente!»
Hola Maxim,
Gracias por tu interés en mi trabajo. Te he contestado por e-mail a tu propuesta. Estamos en contacto.
Un saludo