La discriminación, en multitud de formas diferentes, ha sido y sigue siendo una triste realidad en nuestra sociedad. Para comprender qué es la discriminación y por qué, después de tanto tiempo, aún sigue entre nosotros, conviene aclarar de dónde surge el rechazo a lo que es diferente.
La respuesta a qué es la discriminación comienza en la separación
Todo comienza, como pasa siempre con cualquier forma de rechazo, en la separación. La distinción entre «yo y lo mío» y el resto del mundo, es la forma más primaria de discriminación. Un proceso similar al descrito anteriormente podría ser el que lleva a la separación entre «mi pueblo» y «los extranjeros», «mi género» y «los otros géneros», y similares. Simplemente, es la misma idea de separación llevada más lejos.
¿Qué podemos hacer para dejar de ver el mundo de esta forma tan sesgada, para dejar de juzgar y rechazar? Como dije en otro artículo: Amar es unir, nunca separar. La separación, unida con el juicio constante del ego hacia el mundo que lo rodea, es lo que crea el rechazo a todo aquello que esté fuera de su zona de confort.
La discriminación nace de la separación y el juicio a lo que «no eres tú»
El miedo a lo desconocido: Otra de las causas de la discriminación
Como explicaba el apartado anterior, la discriminación nace, en primer lugar, de la separación. Separar y juzgar es lo que hace que se acepten unas cosas y se rechacen otras. Y la separación lleva implícito, siempre, el sufrimiento y el dolor. No puede haber separación sin sufrimiento.
En el origen de la discriminación, hay un factor que es tan determinante como los anteriores, o incluso más: El miedo a lo desconocido. El «yo soy» tiende a rechazar lo que no conoce, es parte de su naturaleza. Sin embargo, la vida en sí misma es algo desconocido, pues nace a cada instante. Si vives a través de la memoria, te estarás perdiendo el único momento que realmente tienes. Te estarás limitando a seguir la inercia mental de siempre, llena de juicios y rechazo. Es en esas situaciones de identificación con el «yo soy» donde nace el miedo a lo desconocido, donde continuamente se juzga todo a través de recuerdos y juicios relacionados con ellos, y donde surge el rechazo que, en ocasiones, da lugar a diferentes tipos de discriminación.
La discriminación no tiene lugar más allá de la inercia mental
Llegados a este punto, analizando qué es la discriminación, podemos ver que todos los factores que mencioné antes tienen algo en común. Todos dependen de la identificación con el «yo soy» y la inercia mental que ésto genera. Sólo hay que prestar atención. Sin identificación, deja de haber lugar para cosas como la separación y el juicio de los que hablaba. Solamente rompiendo la identificación y volviendo al momento presente se puede ir más allá de los viejos patrones mentales, más allá de la separación. En ese espacio, no tienen cabida ideas como la discriminación.