Ya he hablado muchas veces de cómo la mente, en su proceso de «recreación» del mundo que le rodea,
filtra los hechos y acontecimientos a través de la memoria y la historia personal. Esto es muy fácil de observar y comprender. Simplemente, presta atención en este momento a cómo etiqueta y pone nombre a todo lo que tienes a tu alrededor: «mesa, silla, ventana, árbol, cielo…», todas esas ideas son proyectadas de manera automática por la mente y la mayor parte del tiempo no eres consciente de ello.
Pero este proceso funciona exactamente igual en la relación contigo mismo. Tu mente ha etiquetado también tus estados de ánimo, tus ideas y tus experiencias, proyectando de forma automática una imagen de ti mismo, a través de la cual filtras tus respuestas ante los estímulos, tanto internos como externos.
Esto también es muy fácil de comprobar, de la misma manera que antes. Dedica unos momentos a prestar atención a tu mente, a observar tus pensamientos y tus reacciones ante cualquier situación y verás cómo el «yo» filtra todo a través de una serie de ideas preconcebidas: «me llamo María, soy profesora, tengo 42 años, estoy divorciada, tengo 2 hijos, me gusta pasear, tengo miedo a las arañas, estoy buscando el despertar, etc.». Te has acostumbrado, de manera involuntaria normalmente, a actuar en base a esas ideas sobre ti mismo. Asumes responsabilidades y tomas decisiones en base a ellas. Y por supuesto sufres, tienes miedo, creas ángeles y demonios también alrededor de ellas.
¿Cuál es el nexo de unión de todas esas ideas? Que todas te limitan. La mente necesita límites para comprender el mundo. Desde los límites impuestos por las grandes teorías de la física, como la relatividad, hasta la simple idea de ser «cartero», todos ellos facilitan la relación del «yo soy» con el mundo que le rodea, interno y externo. Pero, por supuesto, también le impiden ver más allá.
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Una mente tranquila, sin identificación ni apego, no conoce límites |
Cómo la Búsqueda del Despertar te puede alejar de él
Llegados a este punto, es sencillo observar cómo la idea de «estar buscando el despertar» no deja de ser otro límite. Y, al igual que el resto, también condiciona tus respuestas y tu forma de actuar en el día a día. El papel de «buscador» hace que vivas esa realidad. Siempre habrá un nuevo curso, un nuevo maestro o una nueva técnica que practicar. La idea de un hipotético futuro, en el que todo será mejor que ahora, es la clave para mantener tu atención y tu energía puestas en esa dirección.
Y visto desde otro punto de vista diferente, el «yo soy» crea un mundo en el que todas tus ideas encajan, incluida la de estar buscando algo que no tienes. Esa es tu experiencia: no tienes el «despertar», no puedes alcanzarlo en este momento, porque eres un buscador. Y todas tus acciones, todas tus decisiones y todas tus respuestas ante el mundo irán dirigidas a perpetuar ese papel, a defender esa idea. Todo el poder creador de tu mente trabajará para mantenerte ahí, porque eso es lo que crees que eres. Así funciona la ilusión, Mara, en todos los ámbitos y, por supuesto, también en la búsqueda del despertar.
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Dibujo de Mara intentando tentar a Buda durante su meditación bajo el árbol Boddhi |
Olvida toda búsqueda, olvida todo lo aprendido. Sólo vive, Aquí y Ahora.
Sólo hay un lugar y un momento en el que puedes romper esa inercia mental, ir más allá de los límites de tu historia personal y trascender la idea de «buscar el despertar». Ese momento y lugar es Aquí y Ahora.
El universo entero está naciendo en este preciso instante, ante tus ojos. La vida se manifiesta en cada átomo, en cada pensamiento, en cada respiración, en cada imagen, en cada sonido… ¿Has conseguido alguna vez observar ese proceso instantáneo? ¿Eres capaz de verlo sin juzgar, sin poner nombres y etiquetas, sin limitarte? ¿Quién dice que no lo eres? ¿No es tu «yo» una idea más?
Sólo puedes romper las cadenas de la ilusión y la identificación en este preciso momento, dirigiendo tu atención a lo realmente importante: ¿quién eres? ¿qué eres? ¿dónde estás? Acepta el no saber, acepta lo desconocido y déjate vivir, aquí y ahora. Cuando abandonas tu papel de «buscador», el despertar está mucho más cerca de lo que imaginas. Es tu realidad última, es lo que eres en todo momento. La ilusión y la identificación con tu historia y tus miedos hacen que parezca lejano, pero es sólo eso, una ilusión.