Estar en silencio, tanto interior como exterior, no es nada fácil para casi nadie. Es el estado mental más sencillo de todos y esa es precisamente su mayor dificultad. La inercia mental, proyectada en una continua vorágine de pensamientos y juicios, genera una gran distracción que te aleja de la paz interior. Para romper la identificación con la corriente mental y acercarte un poco más a esa paz y ese silencio interior, te propongo la siguiente práctica:
Deja lo que estés haciendo, ponte cómod@ y cierra los ojos. No hagas caso a los estímulos externos, ni tampoco a los internos. Presta atención únicamente a tu respiración. Observa cómo el aire recorre tu cuerpo, cómo va desde tu nariz hasta tus pulmones y es expulsado de nuevo. No juzgues la respiración, ni intentes controlarla, simplemente obsérvala. No hay nada que buscar, ni nada que conseguir. Simplemente observa… ¿qué ves?
Es curioso cómo, a pesar de que te sientes mejor en ese momento, no te resulta fácil estar en silencio en el día a día. Siempre hay algo que capta tu atención, ya sean los incontables estímulos a los que estás expuesto cada día o los juicios y pensamientos que te pasan por la cabeza constantemente. ¿Qué tal si, aunque sólo sean unos minutos al día, te dedicas a estar tranquilo, sin buscar nada, simplemente disfrutando del silencio y la paz?
Tómate unos minutos para estar en paz contigo mism@
La atención es la clave de la paz interior
Como ya había mencionado, los estímulos que recibes cada día captan tu atención con facilidad. Entonces, ¿cuál es la clave para mantener la paz interior en el día a día, sin dejarte llevar? En realidad, es mucho más fácil de lo que parece. Presta atención a este momento, haz lo que estés haciendo Aquí y Ahora. No te dejes llevar por recuerdos, expectativas ni juicios. Simplemente, centra tu atención en este momento, en lo que estás haciendo y el mundo que te rodea. No necesitas juzgar nada, ni recordar acontecimientos pasados, ni tampoco imaginar lo que pasará en el futuro. Tampoco necesitas poner la mente en blanco, ni detener los pensamientos. Resistirte a ellos es sólo otra forma más de juicio. Simplemente vive este momento, que es el único que existe. Si prestas atención a cada instante, te resultará más fácil estar en paz contigo mismo. ¿Qué tal empezar Aquí y Ahora? Vive, en lugar de pensar que vives.
Buena sugerencia. Gracias, la llevare a cabo porque es una experiemcia agradable.
Gracias a ti María. Un abrazo