Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se ha cuestionado cuál es su papel en el universo. ¿Cuál es el origen de la vida? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué sentido tiene nuestra existencia? ¿Quién puede responder a estas preguntas? Seguro que, en más de una ocasión, tú también te has cuestionado temas como estos. Hoy te propongo una forma de afrontarlos: cuestiónate los dioses y demonios que «te han vendido». Busca por ti mismo, encuentra tu propia Verdad.
<<La vida te pondrá, antes o después, frente a estas cuestiones.>>
Cuando la persona se ve obligada a afrontar situaciones difíciles, como la pérdida de un ser querido, la enfermedad o la propia muerte, estas preguntas pueden jugar un papel fundamental. Cuando el «Yo soy» se vea realmente amenazado, necesitará respuestas, algo a lo que aferrarse.
Las respuestas externas nunca serán tuyas
Ante estas dudas existenciales, lo más habitual es que las personas busquen las respuestas en el exterior. La religión, la filosofía o cualquier otro sistema de creencias suele ser la solución más directa. El problema es que esa búsqueda, por mucho empeño que uno ponga, siempre será insuficiente, porque las ideas son limitadas y ningún planteamiento mental puede explicar lo desconocido.
La mente nunca podrá comprender la Realidad Última, porque la mente solo es una parte más del mundo de los objetos. O dicho de otro modo, la simple teoría, sin una práctica propia, sólo te servirá para acumular conocimiento, pero no para liberarte del miedo o el sufrimiento.
Piénsalo bien: en el momento de tu muerte, cuando el «yo soy» se desvanezca y la memoria desaparezca, ¿qué quedará de toda tu historia personal? ¿Qué será de todo aquello en lo que has creído a lo largo de tu vida?
Cuestiónate los dioses y demonios de los que un día te hablaron
Aunque la muerte pueda parecer algo muy lejano, es un hecho innegable que tu historia personal tiene fecha de caducidad. Tus seres queridos tampoco estarán ahí eternamente, por mucho que te aferres a ellos.
¿Es eso algo malo realmente? ¿Quién puede saberlo? Escuchar o leer acerca de las experiencias personales de otros no te servirá para vivir tu propia vida. Y, del mismo modo, estudiar teorías acerca de dioses y demonios que juzgarán tu historia personal en el último instante, decidiendo tu fin último, puede resultar insuficiente como guía para afrontar tu propia mortalidad.
Seamos claros: por muchas mitologías que hayas aprendido, por mucho conocimiento que hayas acumulado y por mucha fe que tengas en tus creencias, en último término, tan sólo serán ideas acumuladas en tu memoria. Tu experiencia propia siempre será desconocida para la mente, porque el «yo soy» y su historia personal no podrán acompañarte en tus últimos momentos.
Sólo existe un lugar en el que podrás trascender el miedo y dejar atrás todas tus dudas: Aquí y Ahora. Toda tu historia personal se desvanece en el vacío de este instante eterno, por mucho que tu mente se aferre a ella. Sé valiente, acepta la única certeza real que tienes sobre estos temas: la vida real es algo desconocido, algo que tu mente no puede predecir o anticipar de ningún modo. Tu Verdad está ante ti, pero no la encontrarás en teorías ni imágenes externas. Abraza lo desconocido sin miedo, pues no tienes nada que perder. Tan sólo vive y deja tú mismo seas tu propia respuesta.