Las antiguas culturas, de una forma muy inteligente, basaron sus sistemas de creencias y religiones en el mundo que les rodeaba: el sol, los planetas, la naturaleza… A través de la contemplación de su entorno, el ser humano comenzó a intuir cómo funcionaba la vida, desde el principio de los tiempos. La unión con el universo que les rodeaba era algo innegable y su observación ha sido una de las claves del desarrollo de nuestra civilización.
En los últimos siglos, la ciencia y la tecnología han permitido llevar mucho más allá esa observación del universo mateiral, mostrándonos la existencia de galaxias lejanas, a millones de años luz de distancia de nuestro planeta, pero también descubriendo cosas tan pequeñas como el bosón de higgs, una partícula elemental que apenas vive durante un zeptosegundo. Según Wikipedia, un segundo contiene mil trillones de zeptosegundos, lo cual nos da una idea de la fugacidad de esta partícula que, sin embargo, juega un papel fundamental en la existencia del mundo material. Partículas, átomos, células… todas esas formas de vida están en ti, son parte de ti en todo momento.
Sin embargo, cuando observo a las personas de mi alrededor, puedo comprobar que su relación con el universo es muy diferente. La separación entre el «yo» y el mundo que le rodea es manifiesta en cada acción, en cada palabra, en cada motivación de su día a día. ¿Eres capaz de ver esta separación? Y, lo que es más importante, ¿puedes observar, sin juicio y sin miedo, cómo la vida que te rodea fluye a través de ti mismo, a cada instante?
Recupera la unión con el universo que te rodea
Nuestra conexión con el universo es innegable y aprender a estrechar dicha relación es uno de los mecanismos más poderosos que existen para regresar a la fuente, para descubrirnos a nosotros mismos. No hablo de realizar extrañas técnicas, ni de alcanzar grandes estados de conciencia. Tan sólo necesitamos prestar atención, Aquí y Ahora, al mundo que nos rodea. Sencillo, ¿verdad?
Seguro que has sentido, en más de una ocasión, esa conexión especial con tu entorno. Especialmente cuando estás en plena naturaleza, es sencillo sentir esa unión con ella. Observar el silencio y la quietud de una planta, contemplar un atardecer en un día nublado o permanecer en silencio escuchando el sonido del mar, son ejemplos de situaciones en las que puedes sentirte uno con la vida de un modo relativamente sencillo. También es fácil vivir esa unión con un animal por el que sentimos afecto. Observa cómo se mueve, cómo te mira, cómo reacciona ante tus palabras… ¿Quién podría negar que es parte de ti, que ambos estáis conectados?
Pero también es seguro que, cuando hablamos de las personas de tu alrededor y la sociedad en la que vives, esa unión ya no es tan evidente, ¿verdad? Las tensiones políticas y sociales, los prejuicios raciales, los conflictos entre vecinos, las discusiones familiares o, simplemente, el deseo de poseer más riqueza, de tener más o de ser mejor, parecen obstáculos insalvables. Vivimos en un mundo aparente en el que la separación y el conflicto parecen ser la norma, como muestran los medios de comunicación a diario. Pero pregúntate: ¿es posible vivir también la unión con el universo a través de tus relaciones personales y sociales? La respuesta es Sí. La vida es unión, nunca separación.
Tú eres quien elige la separación. Recupera la unión, Aquí y Ahora.
En realidad, sólo existe un obstáculo que te impide vivir esa unión con todo lo que existe: tu propia creencia acerca de un «yo» separado. ¿Quién juzga lo que está bien y lo que está mal? ¿Quién decide lo que es real y lo que no? ¿Quién necesita cuidados y protección? ¿Quién desea tener más, llegar más alto o ser más importante? Todo tu sufrimiento, todos tus conflictos y toda tu separación con el mundo que te rodean nacen de ti mismo, de tu falta de observación. Has aceptado que ese «yo» es real de un modo inconsciente, porque aparentemente era el camino más fácil. Pero día a día vives el conflicto y el sufrimiento que esa decisión implica: la separación con el mundo que te rodea, con la vida, con la realidad.
Deja que la vida fluya a través de ti mismo, en este instante eterno, Aquí y Ahora. No hay pasado, ni futuro. No hay nada que alcanzar. No necesitas poseer nada, porque nada es tuyo. Tan sólo necesitas hacer una cosa: vivir. Basta de mirar a otro lado. Basta de poner excusas. Sólo tu eres capaz de recuperar la unión con el universo que te rodea, de eliminar el conflicto, de vivir sin miedo.
¿Qué decisión tomarás a partir de ahora?