«Tengo mucho que hacer». Una frase muy común hoy en día. El estrés y la presión psicológica parecen ser parte de la vida actual. Pero, ¿de dónde salen el estrés y la presión? Seguro que, en este mismo momento, puedes enumerar varias tareas que tienes pendientes. De hecho, probablemente consideres que tienes mucho que hacer. Pero, entre tantos quehaceres, ¿dónde queda la observación? ¿Cuando podrás estar un rato en silencio? ¿Cuándo tienes un hueco para estar en paz contigo mismo? Te propongo una sencilla observación que puedes hacer en cualquier momento y lugar:
Fíjate en esa presión que te provoca el estar tan ocupado , llegando a producir frustración y sufrimiento. Observa cómo nace esa sensación de agobio. ¿Cómo surge realmente?
Tener mucho que hacer no implica sufrimiento
Lo que te hace sufrir no son las tareas que tengas que hacer, sino el drama que creas en torno a ellas. ¿Qué son las ocupaciones en comparación con todo el juego mental que haces con ellas? Si te centras en lo que estás haciendo Aquí y Ahora y dejas de asumir el papel de persona ocupada (que viene a ser otro papel de víctima), no sólo estarás más concentrado en lo que estás haciendo, sino que además dejarás de sufrir por muy ocupado que estés. Al final, el hecho de que tengas que hacer cosas no va a cambiar, te atormentes por ello o no, ¿no crees?
Tener muchas cosas que hacer no te obliga a sufrir. Deja de presionarte, sólo tienes un instante del que preocuparte
Rompe la inercia para dejar de sufrir
Estar ocupado constantemente, ya sea por trabajo, por tareas domésticas o por cualquier otro motivo, genera una inercia que sólo parará cuando tú la detengas. Esa inercia, por ejemplo, hace que te identifiques con el papel de persona ocupada y sientas continuamente la presión psicológica de estar muy liado, no tener tiempo para nada, etc. Esta inercia va creciendo, y cada vez estás más agobiado y te ves más abrumado por las infinitas tareas que el mundo parece tener reservadas para ti. Pero, ¿qué pasa si, en lugar de seguir la inercia, decides parar y observar? ¿Por qué no pruebas a sustituir todo ese juego mental por silencio, por paz? Sólo así podrás liberarte de esa carga y vivir sin presión, haciendo lo que tengas que hacer sin sufrir por ello.