Como explica el I-ching, uno de los principios más importantes del taoísmo es la idea del cambio como único agente inalterable en la existencia. Conocer bien qué significa esto y cómo afecta a nuestro día a día y nuestra forma de vivir, nos permitirá abrir una vía hacia el verdadero Ser.
Aceptar lo efímero y no aferrarse a lo viejo
Una de las principales causas del sufrimiento es la resistencia al cambio, ya sea interno o externo. Nuestro ego crea su sentido de identidad a través de la identificación con el conjunto de ideas y pensamientos que, de algún modo, parecen recoger nuestra historia personal. De este modo, tu mundo personal está formado por todo aquello que «es tuyo»: tus padres, tus amigos, tus recuerdos, tu vida… Todo eso en realidad no son más que ideas y pretender mantenerlas ahí sólo te puede llevar a crear más y más sufrimiento.
Imagen de los 8 trigramas del I-ching y en el centro el símbolo Taiji, compuesto por Yin y Yang |
Como expliqué en el post «la belleza de lo efímero«, el Ser verdadero, el Tao, está en continuo movimiento y ninguna forma permanece. Aceptar este hecho y dejar que la existencia fluya, si miedos ni apegos, nos libera del sufrimiento personal y nos permitirá ver la realidad tal cual es. En lugar de pretender mantener ahí a tus seres queridos y a todas las cosas que amas o en las que crees, deja que fluyan en la danza eterna del Tao, sin luchar ni aferrarte a nada. Ni siquiera a ti mismo. En último término, el Yo soy también es sólo una idea efímera.