El libro del Tao, o Tao Te Ching, es uno de los libros centrales del taoísmo y uno de los textos más bellos de la cultura china. Su autoría se atribuye a Lao Tse – el viejo sabio. Cuenta la leyenda que Lao Tse nació como un niño viejo, con cabello canoso y rostro arrugado, tras setenta y dos años de embarazo por parte de su madre y, como tenía las orejas más grandes de lo normal, se le llamó Li-Ar (orejas de ciruelo). Luego se le nombró Li-Tan (orejas largas) y posteriormente sus seguidores lo llamaron por el nombre de Lao Tse (viejo sabio). (Estatua gigante de Lao Tse en Quanzhou)La palabra Tao significa “via, camino”; Te se traduce por “eficacia, manera de conformarse a.., virtud” y Ching (que podréis encontrar en muchos textos escrito como “King”, aunque por su pronunciación en español considero más oportuno utilizar “Ching”) se traduce habitualmente por “libro o libro sagrado”. Una parte central del Taoísmo es el concepto de Yin – Yang, del que he hablado ampliamente en el curso de I-ching. De hecho este texto y el Tao Te Ching guardan una profunda relación en el estudio del Taoísmo. El Tao es el origen de todo cuanto existe en este universo y es la fuerza interior de nuestro propio ser. Es todo cuanto nos rodea y nuestra propia esencia. El Tao da lugar al Yin y Yang, como las dos grandes fuerzas de la naturaleza, que provocan la creación y la destrucción, el día y la noche, el ir y venir de las diez mil formas, pero a su vez el Tao está más allá de todo ello. Comprender el Taoísmo requiere dejar a un lado la concepción occidental del mundo y la vida. Un principio clave del Tao Te Ching es “Wu Wey”, que se podría traducir por “no acción”. O, más correctamente, “Wey Wu Wey” – “Hacer no haciendo”. Esta no-acción no se refiere a la pasividad, a la inactividad, sino a dejar fluir el ser y recuperar la acción espontánea, como un niño que juega.Abandonar los conceptos mentales, dejar de ser esclavos de nuestro pensamiento y nuestra memoria y vivir en sintonía con el presente y todo cuanto nos rodea. El Tao Te Ching invita a no dejarnos arrastrar por el nombre y la forma y descubrir nuestra verdadera esencia. Quiero terminar esta pequeña introducción al Taoísmo con el primer pasaje del Tao Te Ching, que considero especialmente bello y profundo. De hecho, contiene toda la inmensa enseñanza del Tao en sólo unas pocas frases:“El Tao que puede ser expresado con palabrasno es el Tao eterno.El nombre que puede ser pronunciado no es el nombre eterno. Lo que no tiene nombre es el principio del cielo y la tierra.Lo que no tiene nombre es la madre de todas las cosas.La permanente ausencia de deseospermite contemplar el gran misterio.La constante presencia de deseospermite contemplar sus manifestaciones. Ambos estados tienen un origen comúny con nombres diferentes aluden a una misma realidad.El infinito insondable es la puerta de todos los misterios”.
Etiquetas: Filosofía y espiritualidad
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