Quiero continuar hoy con esta pequeña serie de artículos sobre las falsas creencias, tratando un tema que, a mi juicio, representa de forma muy clara la forma de vivir de las personas en la sociedad actual. La propuesta del título es muy clara: «vive la vida real». Pero es evidente que, constantemente, el «yo» se refugia en su relación con un mundo de imágenes y conceptos, ya conocido, antiguo. La memoria marca tu relación con las personas y con todo cuanto te rodea, a través de ideas preconcebidas sobre las cosas. ¿Eres consciente de ello?
La observación te permitirá ver más allá de tus imágenes mentales
Como siempre, la observación es la única herramienta de que disponemos para ser conscientes del proceso mental de etiquetado e identificación que genera el pensamiento. Da igual si hablamos del mundo interior de la mente o del mundo exterior. El «yo» se relaciona con sus ideas acerca del mundo, no con la vida que se despliega ante el en el eterno Aquí y Ahora.
Si observas detenidamente durante unos instantes, verás cómo los nombres y las imágenes dan forma al mundo que te rodea, a diferentes niveles. Veamos algunos ejemplos:
- Algunas de esas imágenes te permiten sentir que perteneces a «algo más grande»: países, nacionalidades, profesiones, religiones, grupos de interés, etc. ¿Eres consciente de cómo esos grupos moldean a las personas que forman parte de ellos? ¿Te has dado cuenta de cómo construyes parte de tu sentido de identidad en torno a ellos?
- Otras imágenes, en cambio, definen tus relaciones personales. Presta atención a cómo el pensamiento proyecta tus ideas acerca de cualquier persona que tengas delante. Da igual si se trata de un familiar, un vecino, un amigo o un amante. Todos ellos tienen nombre y forma en tu memoria. ¿Puedes ver cómo la predisposición del «yo» hacia esas personas siempre está marcada por la imagen que alberga acerca de ellas?
- Por último, las imágenes que más te influyen son las que dibujas en torno a ti mismo. El «yo soy» es tan sólo eso: un conjunto de creencias acerca de tu propio sentido de identidad; una acumulación de recuerdos e ideas que, de forma inconsciente, has convertido en tu aparente realidad.
Vive la vida real, más allá de las ideas, más allá de las imágenes
Una vez que has sido capaz de descubrir la inercia del pensamiento hacia la identificación con sus imágenes e ideas, ¿cuál será el siguiente paso? Si realmente quieres vivir la vida sin miedo, sin prejuicios y sin remordimientos, si quieres ver más allá de tus propias creencias acerca del mundo, debes ser valiente y estar dispuesto a perderlo todo.
Tu propia identidad, tu sentido del «yo soy» gira en torno a esas imágenes mentales. ¿Qué te quedará si las abandonas?
¿De qué te sirve vivir aferrado a unas imágenes mentales, a un sistema de creencias, a unas ideas acerca de ti mismo? ¿Te ha ido bien hasta ahora? ¿O vives lleno de miedos, de remordimientos y de incertidumbre acerca de tu futuro? Seamos honestos: la pesada carga de tu historia personal sólo te ha servido para proyectar una aparente sensación de seguridad en torno a ti mismo, pero en el fondo sabes que no es así. En tu interior sabes que tu historia tiene fecha de caducidad. Sabes que el «yo» es algo efímero, pasajero, que no estará ahí para siempre. Y ahí es donde nace el miedo, en la idea de posesión, en el miedo a perder lo que tienes, sea lo que sea.
Si quieres vivir la vida más allá del miedo, más allá de las limitaciones de tu historia personal, primero debes ser capaz de ver cómo tus imágenes acerca del mundo y de ti mismo te impiden ver nada más. Rompe la identificación con todo aquello que has llegado a creer. Deja de buscar complicadas teorías acerca de la vida. Ya la tienes delante. Vívela de forma plena, Aquí y Ahora. Sin imágenes, sin expectativas, sin miedo.
Sólo cuando abandones todo cuanto crees ser o poseer, la verdadera vida podrá desplegarse ante ti y ahí es donde descubrirás lo que eres realmente. Ahí ya no habrá miedo, ni incertidumbre.