Hoy da comienzo una nueva serie de publicaciones en La Verdad en Ti Mismo, centrada en un único y claro objetivo: ayudarte a aplicar esta visión acerca de la vida en tu día a día. Con este objetivo fue con el que escribí mi segundo libro, «¿Dónde está tu verdad?» y, tanto para quienes lo habéis leído como para quienes entráis en contacto con él por primera vez, creo que estos pequeños análisis de su contenido pueden facilitar su aplicación práctica. Y vamos a comenzar con una observación práctica en torno a la temática del título: cómo trascender el ego.
Como es la primera entrada de esta serie, lo primero que haré será compartir un pequeño extracto del libro. Considero que es una parte muy clara y directa, luego no necesita demasiada aclaración por mi parte, sino más bien su ejecución por parte del lector que así lo desee :). Si alguna vez te has preguntado cómo trascender el ego, la primera respuesta es que, antes de nada, debes tomar consciencia de su presencia y romper tu identificación con él. Así que, ¡manos a la obra! Una vez más, te recuerdo que puedes comentar lo que consideres al final del texto o, si lo prefieres, puedes contactar conmigo a través de Facebook o por e-mail. Estaré encantado de profundizar contigo en los detalles que desees. ¡Te espero!
Cómo trascender el ego: El «Yo soy» está en constante cambio
¿Eres consciente de cómo ese supuesto observador, ese “yo soy” que siempre está presente en tus acontecimientos de la vía diaria, cambia continuamente? ¿Crees que ese cambio es provocado por ti, como una elección voluntaria, o sucede realmente “a pesar de ti”? ¿Te has llegado a cuestionar cómo trascender el ego alguna vez? Deja que te ayude a investigar un poco sobre ello…
Aprende a observar al observador
En primer lugar, para resolver cómo trascender el ego, puedes comenzar tomando consciencia de la presencia de ese «observador» en tu día a día:
¿Cómo reacciona cada mañana, cuando despiertas? Seguro que alguna vez has notado cómo, al recobrar la consciencia por la mañana, hay unos momentos en los que no hay ningún observador, en lo que no parece haber nadie ahí. De hecho, seguro que, en alguna de esas ocasiones, incluso has tenido que hacer un cierto esfuerzo mental para recuperar nuevamente el control, para “colocar cada cosa en su sitio” y poder seguir con tus rutinas diarias. Esto sucede porque, en esos momentos, el “yo soy” no estaba ubicado en el centro de tu atención, como suele ser habitual durante tus horas de vigilia. Sólo cuando vuelves a poner la vista en él, recupera su poder de identificación y de control sobre tus pensamientos. Esta es la primera clave sobre cómo trascender el ego.
Cuestiónate el asunto un poco más: ¿Eliges tú ponerlo ahí, o simplemente surge, sin ningún esfuerzo voluntario por tu parte? Siguiendo con el mismo supuesto anterior, si has conseguido ser consciente de cómo el “yo soy” recupera su sitio, cómo se coloca en el centro de tu atención mental, seguro que también te habrá surgido una duda (o debería hacerlo): ¿lo has puesto tú ahí? ¿Quién ha decidido que surja esa idea de ser un observador, un ente al que le suceden los acontecimientos que te rodean?
El hecho objetivo aquí es que, en realidad, ese testigo aparece sin que seas tú quien lo decida conscientemente. Cuando consigues ser consciente de él, es porque ya está ahí, luego parece bastante evidente que el “yo soy” surge sin tu participación voluntaria. Si queremos saber cómo trascender el ego, debemos aprender a descubrirlo cuando surge, de forma inmediata.
¿De dónde surge ese observador, dónde estaba antes de que le prestases atención? ¿Puedes identificar un origen, un puño en el que tu atención empiece a ser consciente de su existencia? Si observas de forma tranquila, sin buscar nada y sin ideas preconcebidas, verás que no hay un lugar de origen, que el ego surge de forma espontánea. De hecho, si tu atención no se fija en él, ni siquiera existe. Seguro que, en más de una ocasión, mientras estabas absorto en algo que te fascinaba, has tenido la sensación de que desaparecías, inmerso en esa actividad, sin que hubiese un observador detrás. Esto era así porque, literalmente, no estabas prestando atención a tu “yo”.
Sin embargo, si recuerdas cualquier acontecimiento importante en tu vía, verás que el recuero se dibuja a través de ese testigo precisamente. ¿Por qué sucede esto? Porque sin observador no hay recuero, ya que tu memoria precisamente se configura en torno a ese “yo” y su historia. Si bien esto no responde aún a la pregunta de cómo trascender el ego, si es un primer paso para tomar consciencia de él y dejar de identificarte con sus dramas y su historia personal.
¿Cómo trascender el ego? Lo único que permanece es el cambio, también en tu propia mente. Abrázalo como parte de ti mismo. Deja que el ego sea parte de ese cambio, sin arrastrarte, sin forzarte a pensar en él. Tan sólo deja que fluya.
¿Dónde está tu verdad?
¿Y qué sucede a lo largo del día, en cada momento (mientras compras en el supermercado, cuando hablas con un amigo, intercambiando palabras insustanciales sobre el tiempo en el ascensor, etc.)? Si sigues con tu obsevación, verás cómo a lo largo del día el ego continua captando toda tu atención, independientemente de los acontecimientos que tengan lugar a tu alrededor. Da igual si se trata de pensamientos internos o de sucesos externos, el protagonista indiscutible de todos ellos es siempre el mismo.
Pero, si seguimos analizando cómo trascender el ego, es importante que observes que no es algo inmutable. Siempre se repite un mismo patrón, casi imperceptible. El “yo soy” se adapta al entorno, a las situaciones que suceden a su alrededor, ofreciendo un personaje a la medida de los hechos que debe afrontar. Seguro que, si haces balance de cuál ha sido tu comportamiento respecto a un tema a lo largo de los años, podrás ver con claridad cómo ha ido cambiando. Tu papel en tono a ese tema cambiaba y, de un modo muy eficiente, tu identidad se adaptaba a ese cambio. Pongamos un ejemplo sencillo. El papel de madre o de padre no es igual cuando los hijos son pequeños que cuando son adolescentes, ¿verdad?
Pero esa tenencia al cambio se repite constantemente, en todo momento. El ego se adapta a cada situación, de forma espontánea, no hace falta recurrir a hechos del pasado para verlo. Ahora mismo, mientras lees este libro, puede que tu propia auto imagen esté cambiando, en función de los pensamientos que pasan por tu mente. Al fin y al cabo, sólo el cambio permanece. Y el ego es parte de ese cambio. Déjale ir, deja que fluya, pero no te aferres a él. Esa es la respuesta a cómo trascender el ego a cada instante, aquí y ahora.